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Quince de Septiembre de 2022
Papá, ya estoy aquí, escribiéndote otra vez…por escrito, claro, porque mentalmente hablo mucho contigo. Pero si hablo contigo por escrito quizás pueda ayudar a las personas que leen este blog a ver que mi vida no es un mundo de luz y color, como pueda parecer por cómo «gestiono» todo lo que me ocurre a nivel mental. Un intelectual de bolera me dice en un comentario de una entrada, de las últimas que escribí,que no parezco sana mentalmente y no he podido evitar reírme…Sigo sin entender esa manía que tiene mucha gente de hablar por hablar, como si supieran de todo, cuando realmente o saben poco de poco o directamente…
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Cómo te echo de menos, papá
El 11 de noviembre hará diez años que te me fuiste, papá. Diez años ya…A veces me cuesta creer,que aceptar ya he renunciado a hacerlo, que sólo tengo de ti, además de tú dentro de mí, en mi corazón y mi mente, un montón de cosas tuyas, de recuerdos de toda una vida…Pero así son las cosas: no estás físicamente. No puedo hablar contigo tantas veces como hablábamos, de todo lo divino y lo humano. En estos diez años, la más querida de tus hijas, como siempre decías (aunque hijas sólo me tenías a mí) ha podido palpar de manera directa la enorme bastardía de esta sociedad donde los enfermos…
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La gratuidad en el Amor
Primera Carta a los Corintios La preeminencia del amor131 Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. 2 Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. 3 Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.4 El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, 5 no…
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No tengo nada para dar
Mi trastorno límite de la personalidad cursa con tres enfermedades más, que son el TOC, la agorafobia y la depresión mayor crónica, además de un estrés cronificado que ayuda mucho a que desde que abro los ojos cada día la angustia acampe en mi pecho y me de la impresión de que no puedo respirar. No es algo agradable, lo aseguro. Quien ha pasado por ello o pasa lo sabe. Con mi costumbre de hacer como que sí,que soy borderline pero que no puedo permitir que los demás lo paguen he llegado al infernal punto emocional de haberme acorchado por dentro, como los paneles blancos de poliestireno que una amiga…
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¿Que ponga de mi parte? ¿Más aún?
Cierto día, charlando con una persona con quien había tenido una relación de manera más o menos intermitente, casado él, para más señas (sí, también he cometido errores garrafales por ese pequeño problema de la falta de autoestima que compensamos ligando) me llegó a decir que a ver si me animaba,que parecía que estaba amargada…Se acababa de morir mi madre y un año antes, poco más o menos, mi padre había sido víctima de un cáncer casi fulminante y terrible….Total, nada, yo no tenía motivos para arrastrar una inmensa y antinatural tristeza (sumado, claro está, a mis síntomas depresivos, obsesivos, agorafóbicos y mi TLP). Lo que se infería de su…
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Cinco minutos, nadie a la vista
Hay ocasiones, muchas, la verdad, en que el puro acto de respirar se me hace un mundo. Son esos momentos en que la angustia, el terror mental difuso, el cansancio…todo aquello que me constituye más allá de lo «racional» me dominan y ni siquiera la medicación para las emergencias sirven para contenerme. En esos momentos sé de una manera enloquecida que la mejor forma de restablecer mínimamente los fusibles es retirarme a mis cuarteles de invierno y ser consciente de que si no soporto a la gente y no puedo pensar más allá de los próximos cinco minutos y me importa casi todo un ardite no es porque sea un…
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Leo para saber que no estoy sola
Si hay algo en mi vida que considero que siempre me ha salvado la vida ha sido sin duda mi hábito de lectura, desarrollado desde que era un comino. No puedo pasar un solo día sin leer por poco que sea lo que pueda. Incluso cuando tengo un día de esos de estancia en el infierno con todos los gastos pagados, el leer me hace siempre tomar una cierta distancia de todo. Es como si por un rato me saliera del cuerpo de Fátima y fuese un personaje del libro que esté leyendo. Tal es mi amor por la lectura que hay películas que prefiero escucharla con los ojos cerrados…
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Esa maldita culpabilidad…
Tras un cierto tiempo sin escribir por dificultades emocionales severas retomo el blog con un tema que creo que es importante: la culpabilidad y cómo se vive desde la enfermedad mental.La conciencia es en cada uno de nosotros, enfermos o sanos, el timbre de alarma que suena cuando hacemos las cosas como no debemos o, por el contrario, permanece en silencio cuando no infringimos reglas, normas, como cada uno quiera llamarlo.Cada cual tiene una moral o una ética, o ambas cosas, que le van dando pistas de por dónde sí y por dónde no.Por ejemplo, robar no es legítimo, en ningún caso. En mi conciencia eso no se hace pero…
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¡Piénsalo!
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¿Dónde buscarías la llave?