
Persona, no diagnóstico
¿Por qué escribo ahora sobre esto? Porque un lector me comenta que somos personas,no diagnósticos y efectivamente, tiene razón, pero creo que es importante distinguir entre etiquetas y adjetivos.
Si una persona que padece diabetes es diabético y en su historial médico seguramente aparezca ese adjetivo ¿por qué nos empeñamos en decir que somos personas y no diagnósticos? Si el diabético es diabético y nadie se escandaliza ni lo mira mal, ¿por qué seguimos insistiendo en que somos personas y bla bla bla?
¡Pues claro que somos personas, faltaría más! No somos muebles ni plantas ni gatos o perros sino personas. Eso ontológicamente es así.
Pero somos personas con enfermedades, y esas enfermedades no son etiquetas, son hechos. Etiquetas es lo que nos pone la gente que no sabe qué es lo que tenemos y ante la duda nos calza el polisémico «loco» y así se ahorra todo lo demás, pero es que si yo, Fátima Pellico, me aferro a repetir que no soy borderline, depresiva, agorafóbica y obsesivo-compulsiva sino una persona yo misma alejo la posibilidad de aceptarme como soy y con lo que me ha tocado vivir. Eso no quita para que sea alguien que diariamente intenta convivir con ello como mejor puede y sabe.
Nadie se imagina a un diabético diciendo «soy una persona ,no un diagnóstico», ¿verdad? Pues esto es lo mismo: tenemos una enfermedad mental, que es lo mismo que una física pero en la mente/alma.
Sería muy positivo que nosotros mismos aprendamos e integremos que una enfermedad mental y una enfermedad física son lo mismo pero situadas en sitios diferentes.
Ser borderline o depresivo o bipolar o esquizofrénico o asperger no hace que seas eso antes que persona. Es como eres y no pasa nada (por decirlo así, porque nuestro día a día es la ostia) No te etiquetes tú mismo repitiendo que no eres un diagnóstico sino una persona.

