
¿Ignorancia o crueldad?
Cómo se califican los comportamientos humillantes hacia un enfermo psiquiátrico? Es ético llamar loco o tarado a quien es un enfermo mental? Nos creemos superiores por no tener diagnosticado un padecimiento de carácter mental? Ni sé la de veces que he escuchado a algunas personas decir que no iban al psicólogo porque ellos no eran «locos».
Locos como tal no creo que haya muchos pero a poco ojo clínico que se tenga, muchos de estos que tan graciosamente nos llaman locos deberían pasar por la consulta de un especialista, porque TODOS TENEMOS TARAS.
Pero claro, un diabético merece una calificación más compasiva que un depresivo.
Un ejemplo de esto me sucedió en diciembre de 2013. Mi madre había muerto o unos veinte o veinticinco días antes, y mi padre había muerto un año antes que mi madre. El panorama era desolador anímicamente hablando. Si para una persona «normal» dos muertes tan seguidas son como para enloquecer, para un enfermo es una hecatombe de proporciones nucleares, y lo digo así, tal cual.
Entre medias de la muerte de papá y la de mi madre tuve que llevar a dormir a mi cocker Lunita, que llevaba 16 años conmigo.
Pues bien, en esta coyuntura se me ocurrió pedirle a mi pareja que llamara a quien yo creía mi mejor amiga para pedirle que viniera un rato por las mañanas para cuidarme, y se lo pedí porque sabía que a mí me iba a decir algo del estilo de «ya estás tú con tus rollos»
Pues bien, la llamó por teléfono, le explicó la situación y le pidió que por favor fuera un rato a casa porque él se iba a trabajar con mucho miedo de que yo hiciera algo irreparable. Cuá fue la respuesta de mi supuesta mejor amiga?
«Lo mejor que puedes hacer es coger tus cosas y abandonarla porque te va a llevar a su mierda»
Dicho lo cual, y seguro que quien más quien menos todos tenemos anédotas similares, aún así he seguido intentando encontrar la explicación a este tipo de desapego emocional de muchas personas por nosotros, y llego casi siempre a la misma conclusión: un diagnosticado de trastorno mental es considerado un caradura, cuando no un peligro, y un diabético o alguien con hernias son héroes que sufren en silencio, como el anuncio aquel de las almorranas.
Evidentemente esa famosa frase figura en mi colección particular de anécdotas vitales bajo el rótulo BASTARDÍAS.
No soy ninguna santa, acumulo errores para parar un tren, he sido de una refinada y extrema crueldad con quien he visto claro que quería hacerme daño a toda costa, para frenarlo en seco, pero la frasecita de marras es un ejemplo muy claro de hasta dónde puede llegar alguien en su falta de empatía.

