
Una realidad percibida de manera “especial”
abril 26, 2021 /
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Hace un tiempo un lector me escribió (pido disculpas por haber tardado en responder pero la cuestión no era baladí) y su pregunta viene a ser algo así como que si los TLP ( y yo diría que un poco por extensión casi todas las enfermedades mentales) vemos las cosas de manera diferente a como ocurren realmente, por así decirlo…
Esto es complejo porque seguramente la respuesta inmediata es “no, no las vemos de manera diferente”. Quizás la interpretamos de manera distinta porque somos personas , no me cansaré de repetirlo, con el 90 por cien de nuestro cuerpo con quemaduras de tercer grado (trasladado al ámbito emocional) y eso hace que lo que una persona de las llamadas normales ve blanco yo tienda a verlo ligera o atrozmente deformado por todos los síntomas que integran mi enfermedad.
Por ejemplo, lo que para una persona de las llamadas normales es un problema que requiere solución para mí es una hecatombe que me sumerge en un ataúd mental con clavos por todas partes para que no pueda salir, por así decirlo…
Lo que para una persona ajena a una enfermedad mental es sencillamente una crítica para mí se convierte en un cuestionamiento vital, es decir, un “no me gusta tu pantalón” se convierte en ” es que no sé ni vestirme con un mínimo de normalidad sin hacer el payaso…claro, para qué me voy a vestir un poco bien si soy un asco físico…a fin de cuentas, lo mejor que puedo hacer es meterme en mi agujero y no salir…esperar que cese el tsunami…” (por cierto, el tsunami al menos en mi caso no acaba nunca).
Quiero decir con esto que a la hora de manejarnos en la vida cotidiana tenemos reacciones y formas de interpretar la cosas alteradas, no siempre pero muchas veces, dado que nuestra estructura emocional está hecha papilla e interpretamos en base a lo que nuestra “descacharradas” emociones nos permiten, muchas veces sin ser plenamente conscientes de ello.
No hay que perder de vista que el TLP suele provenir de una infancia/ adolescencia con maltrato ( en mi caso hasta pasados ampliamente los treinta) y eso hace que hayamos intentado sobrevivir emocionalmente como Dios nos ha dado a entender, y esos esquemas de conducta “supervivencial” ( no sé si existe esta palabra o me la acabo de inventar) se nos han quedado grabados a fuego. y funcionamos desde ellos.
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