Reflexiones

Aprender a decir NO, NO y NO

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No: adverbio de negación. Sencillo, corto, conciso y para muchas personas, entre las que me cuento, casi imposible de pronunciar. 

No saber decir no y sentirme culpable si lo digo siempre me lleva al abismo y  de ahí derecha a mi concha durante un tiempo indefinido.

Siempre me pasa lo mismo: tengo que llegar al punto de no poder tener contacto con casi nadie, por no soportarlo, y encerrarme aún más en mi concha para recuperarme de todas las veces que digo que sí aún a sabiendas de que estoy tirando de una energía que no tengo para recordarme que hay cosas que NO puedo hacer y que si la gente se enfada por mis «taras» es problema de cada cual, no mío, desde luego.

Decir NO es un imperativo, algo tan necesario como el respirar y lo es porque cuando se es una persona con problemas mentales necesitamos respetar esas «carencias»  o «taras» que tenemos y no forzarnos por cumplir las expectativas ajenas (algunas cargadas de buenas intenciones y otras de mucho egoísmo).

No, no, no, no, no, no….Así hasta que podamos aceptar que decir NO no nos convierte en malas personas por ponernos en primer lugar . Somos personas con enfermedades mentales y que no se nos vea con escayolas o con la cabeza sin pelo por la quimioterapia no nos resta sufrimiento.

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