Reflexiones

Deshojando la margarita de la duda

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Al final una nunca sabe qué es mejor o qué es menos malo: si decir que no estás bien cuando no lo estás o callarte y hacer como que no te pasa nada y que tan sólo tienes un día un poco bajo…

Porque al final una se da cuenta de que muchas veces la preguntan cómo está por cortesía, por educación, por hablar de algo en vez de hablar de algo tan manido como el tiempo…

Al final una es que ya peina canas, literalmente, y sabe que en cierto modo la gente pregunta pero no quiere saber, porque si sabe, si responde que está hecha una mierda, se vería obligada a poner de su parte para ayudar (está claro que hay excepciones, que no todo el mundo es así) y eso…pues oye, mira, que aquí problemas tenemos todos… 

Y al final una sabe con quién puede ser sincera y decir que tiene un día espantoso, que se encuentra como el día en que se despidió de su padre en la puerta del horno crematorio y cuando le preguntaron si abrían el féretro dijo que si, sólo por alargar un poquito más, unas décimas de segundo más, ese «hasta otro rato» que decía él…y le dijo que no se preocupara, que ya dejaban de hacerle perrerías.. y  que no se preocupara por ella, que estaría bien…y acto seguido le dijo al operario que ya podía cerrar el ataúd, ese ataúd donde , junto con el cadáver de su padre, iba casi entero el corazón de ella…

Al final para qué te vas a quejar, si quien te conoce sabe lo que te pasa, quien te quiere está pendiente y quien no…¿para qué?

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