
Pequeños gestos
Comparte y difunde el contenido
Hasta la oscuridad más lóbrega y tenebrosa, la que más nos hace imaginar a qué puede oler la muerte, se puede iluminar con un pequeño gesto.
Una vela encendida en ese pequeño gran infierno que es y será siempre nuestra mente puede ser la diferencia entre la opción personal de morir o la aceptación de cómo somos y la confianza en que por muy mal que se pongan las cosas siempre hay una lucecita que nos alumbra el camino.
¿Cuál es tu velita?

