Reflexiones

Cuando llega la crisis

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Una de las cosas buenas, si se puede llamar así,que tengo es que preveo con bastante antelación cuándo voy a caer en una crisis o, dicho de manera más clara y contundente, cuándo me voy a ir a la mismísima hez,que es donde estoy en este momento.

Lo que puede ser visto como una ventaja, que serlo lo es, en realidad no me evita nada. No la puedo minimizar ni parar ni nada por el estilo. Sólo puedo avisar a los míos de que viene de camino un bajón y más o menos de qué intensidad es. 

Seguramente el ser altamente funcional influya mucho en la intensidad de las crisis, en esos hundimientos que vivo desde hace años. Me exijo hasta límites inimaginables porque de alguna manera creo que así no soy una carga para nadie y me gano mi derecho a no ser rechazada por ser una enferma mental, y ese exigirse se cobra su tributo, y se lo cobra de cojones. 

Es cierto,no acepto que soy una persona enferma con muchas limitaciones, cada vez más, y tiro de la cuerda aún sabiendo que la cuerda tiene un límite físico y que se va a romper…Pero es que no sé hacerlo de otra manera…Y cuando digo que no sé es que realmente no tengo ni repajolera idea de cómo frenar esos mecanismos patológicos que me «ayudan» a seguir adelante, porque son formas de actuar , de supervivencia,que manejo desde tiempos inmemoriales…Y seguramente gracias a ellos sigo viva.

Quizás mi mayor problema sea que no acepto que soy una persona anímica-psicológicamente muy enferma intentando vivir en un mundo que rechaza de plano todo lo que no sea ser «happy flower power»…

Quizás…

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