Reflexiones

¿Cómo podíamos imaginarnos que se iba a suicidar?

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«Quien se quiere suicidar se suicida y no anda haciendo cositas para llamar la atención».

Así se ve desde fuera. Así lo ve la sociedad. Esa es la idea predominante. Si eres un suicida en potencia te quitarás del medio, no estarás queriendo llamar la atención. Lo harás y punto porque el cobarde que coge ese camino se mata y punto. 

Hasta cierto punto y siempre sin ánimo de generalizar hay algo que está muy claro, al menos para mí,que he pensado muchas veces, hace años, en quitarme del medio porque el sólo hecho de respirar era abominablemente doloroso: quien se suicida no es un cobarde. Quien se mata  o lo intenta está tan malditamente solo, se siente tan putamente abandonado, que sólo ha visto esa opción, y no lo intenta como quien se va de compras,no…Lo intenta porque ha procurado avisar de cómo está y o bien le han ignorado o bien le han dicho que deje de quejarse, que ya aburre con tanta mala cara y tanta queja, que hay gente que lo pasa peor y que se dedique a cosas útiles, que aburre a las ovejas.

Me llama la atención que posteriormente a que alguien cercano se haya suicidado la gente,con cara de circunstancias, se pregunte cómo iban a saber ellos que eso pasaría, y con un cierto recochineo por mi parte no puedo dejar de preguntarme: ¿No teneis dos ojos en la cara y dos oídos en la cabeza? ¿Usais la cabeza sólo para peinaros? ¿ No veis y no escucháis? ¿ En serio que no habéis visto en ningún momento nada que os haya llamado la atención del comportamiento de esa persona? ¿ Esa persona os ha importado lo bastante poco o lo suficientemente nada como para no preguntarle qué le pasa o cómo está que os habéis tenido que ver en su tanatorio o en su entierro para daros cuenta de que algo pasaba?

¿De verdad que tan poca gente tiene el suficiente interés en una persona como para tener un ojo puesto en ella, casi de continuo,porque sabe que no está bien y procura hacerse presente de manera continua sin invadir el espacio personal pero dejando claro que está y que no se va a ir; que si tiene que agarrarte de los pelos para que no hagas lo que no es bueno lo va a hacer y que se pegará contigo pero que no te dejará sola; que las espinas del cactus que es tu alma no le dan miedo y que va a intentar quitártelas?

¿De verdad que vamos tan a lo nuestro que tenemos que ver a alguien MUERTO para darnos cuenta de que estaba enfermo del alma y no hemos movido un dedo para protegerlo de sí mismo?

Desde luego si yo estuviera ( y lo he estado cerca de treinta y cinco años, aunque el caso de mi madre era un histrionismo maligno casi de manual, a pesar de que oficialmente era «depresión»)  cerca de alguien como yo, de un enfermo del alma y/o de la mente, y se suicidara no podría de los remordimientos porque yo habría podido evitarlo y no he hecho lo suficiente.

Pero, claro, yo soy borderline y teóricamente soy una maestra en el Arte de la manipulación y cómo no voy a barrer para casa ¿verdad?

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