
Sé tu propio pilar
En pleno siglo XXI veo que todavía a los enfermos mentales se nos mira con cierta curiosidad, como si fuéramos especímenes curiosos de observar pero siempre desde la lejanía. Se dice que qué pena tener un enfermo mental en la familia ( como si fuéramos un cáncer con patas contagioso), pero está claro que si una persona se rompe una pierna la solidaridad es inmediata y si una persona padece una depresión el consejo recurrente es que pongamos de nuestra parte, que sonriamos a la vida y demás gilipuerteces.
Y eso, queridos niños, es una enorme y vergonzante infamia. Si una persona se rompe una pierna o la operan tiene quién le haga la comida, por poner un ejemplo. Si una persona padece depresión, o si tiene un mal día de esos que tenemos los TLP, el consejo es que pongas de tu parte y te hagas tú tus cosas. Enternecedor, verdad?
Una persona con depresión no necesita que nadie le diga que ponga de su parte, porque a veces está en un punto muy alejado del punto donde puede poner de su parte. Eso es algo que me explicó un psiquiatra que para mí es una eminencia a nivel profesional y humano: don José Antonio Estella de Castro,que me trató durante uno de mis ingresos y en la clínica López-Ibor.
Yo, Fátima Pellico, padezco además de TLP, trastorno obsesivo-compulsivo desde los once años de edad, y una depresión crónica mayor desde el año 2009, y cada día me levanto y hago una vida de ésas que a la gente le gusta tanto llamar «normal». De hecho, tan es así que soy altamente funcional ( con un esfuerzo titánico), lo que no quiere decir que no esté enferma.
No sería la primera vez que me dicen que no se me nota,que se ve muy bien, muy inteligente y que me expreso muy bien…Ay, el inconsciente colectivo…Esas películas donde las paredes están acolchadas…Donde se remarcan los aspectos más crudos y que hacen que se nos mire como a «locos»…
He oído todo tipo de sandeces buenistas del tipo «mira la parte buena de la vida», o » a la gente no le gusta la gente que no sonríe» (ésta es la que más me gusta y me la dijo una psicóloga), o ésta que también es descacharrante «a tus padres les gustaría que sonrieras» (ambos fallecieron en 2012 y 2013, respectivamente).
Y a día de hoy me paso por el arco de triunfo las palabras buenistas. Como es sabido, el infierno está empedrado de buenas intenciones y las enfermedades del alma no son la lepra ni somos asesinos en potencia, ni somos personas de inteligencia reducida, ni llevamos el pelo descuidado vestidos con harapos y las uñas tan largas como las de Rosalía con las que arañamos las paredes entre aullidos…Somos personas como cualquiera, y seguramente con más empatía que muchos, precisamente porque sabemos de primera mano qué es el sufrimiento y no queremos que otras personas lo pasen como lo pasamos nosotros.
Y no necesitamos consejitos estúpidos. Necesitamos que nos escuchen, que nos apoyen,que nos valoren,que nos digan que todo irá bien…Pero tengo muy claro, y lo he aprendido a base de golpes de la vida y decepciones, que si eso no lo tengo como me gustaría, tengo que saber decírmelo yo, es decir, yo debo ser mi propio pilar. Porque esas personas que al menos yo tengo algún día no estarán, y estaré literalmente sola, y si yo no me cuido,no me apoyo,no me protejo, nadie lo va a hacer.
Ni podemos ni debemos esperar que los demás estén a nuestro lado. Nosotros debemos estar siempre de nuestra parte. Si los demás quieren estarlo porque nos quieren,bien. Si no, bien también y a otra cosa, mariposa.

